jueves, 2 de julio de 2009

El sueño de una noche pasada las doce:

Solo quería saber de ti e imaginar el sueño perpetuo de amanecer nuevamente en tus brazos; el querer sentir tu piel nuevamente junto a mi cuerpo; el pretender verte otra vez; el codiciar tenerte nuevamente en mi; Solo algo te pido acércate cada día mas; pero ¿te acordaras de mi? De mis ojos que te miran fijamente cada noche pasada las doce; cuando me cantas; cuando cantas a todo habitante que anda errando por aquel pequeño espacio coloquial donde la gente ignora su razón que solo juzga su significante; pero no miras; no me sientes pero me tienes y SI me tienes porque así yo lo dispuse, ya que a si te codicio junto a mi pero no el tributo de un ídolo; quiero al hombre detrás de las sabanas blancas; aquel animal nocturno que vigila su presa hasta atraparla y extraerle cada gota de su sangre de aquellas personas que se dejan vencer y derrotar. Quiero creer en aquella noche agonizante en que algún día será tu caza y me llevaras a conocer la mira perdida de una noche sin estrellas pero que entre la negrura de su inmensidad encontraras el brillo de mis ojos que emiten al mirarte lejanamente, inundados por ambiente hostil de gritos saltos y coqueteos en aquel viejo recinto donde mi mirara se pierde entre el alboroto de una noche pasada las doce; porque yo sigo escuchándote en mi mismo lugar, con mi misma gente y con el mismo peinar en la noche ajena que esconde el sueño irreal de aquel día en el cual nos conoceremos.

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